Responder a la pregunta "¿Quién es Alfredo, el autor de esta página?" es algo sencillo y a la par complicado, sobre todo si lo que se pretende es dar una respuesta imparcial o poco subjetiva: lo intentaré, pero, obviamente, no garantizo objetividad.
En primer lugar y antes de nada, saludar y presentarme: ¡Hola, me llamo Alfredo… ¿Cómo estás?!
Los que me conocéis desde hace algún tiempo, ya tenéis una idea aproximada de cómo soy, qué pienso, con cuánta intensidad vivo y hasta dónde puedo llegar. Sabéis que soy cínico (se llamaba cínicos a los miembros de la escuela filosófica que nació de la división de los discípulos de Sócrates, y de la cual fue fundadorAntístenes, y Diógenes su más señalado representante -RAE-), sentimental, con un toque algo romántico, socialista y ateo.
Soy cínico, pero lo soy como un acto defensivo, para evitar ser dañado; además, el cinismo me permite ser más analítico y desapasionado, y mantener mi independencia.
Soy sentimental por que, pese a todo, sigo pensando que hay soluciones para tanto desaguisado; además, creo, ¡iluso de mi!, que aún estamos a tiempo de solventarlo todo, como lo creería un niño.
Soy romántico por necesidad, por que me lo pide el cuerpo y el corazón, por que me siento bien y soy feliz palpitando en algunos momentos y circunstancias.
Soy socialista por que sé que humanamente no puedo ser otra cosa; soy socialista por que sé que éste es un mundo injusto y por que sé que si yo nací con sangre roja en mis venas, con dos piernas y dos brazos, también nació así un africano o un asiático, un blanco o un negro, un alto o un bajo, un flaco o un gordo… Si todos nacimos igual, ¿Por qué yo tengo más y vivo mejor que muchos otros?
Soy ateo porque sé que dios no existe. De lo contrario, si existiera un dios, seguro que lo habrían visto muchas más veces por Darfour y muchas menos por elVaticano (o por La Meca, que lo mismo da).
Por tanto, resumiendo: ideológicamente soy de izquierdas, culturalmente liberal, políticamente demócrata, socialmente marxista, sentimentalmente romántico y constitucionalmente republicano "juancarlista" (y seré republicano "felipista" en el futuro, si Felipe, el hijo de Juan Carlos I, lo hace tan bien como lo hace su padre... y si no, ¡a la calle!).
Nací a las 7:20 de la mañana del 28 de septiembre del año…. (*) en un maravilloso lugar de la tierra más maravillosa de todas las maravillosas tierras que tiene España: Galicia.
Nací en el seno de una familia burguesa e industrial: ocupé el puesto cuarto de los hijos que habían nacido hasta ese momento; al final, después de mí, a los dos años, vino al mundo otro hermano más… y se completó la familia.
El día en el nací, muy acompañado; allí, en el paritorio, entorno a una cabecita que intentaba salir al exterior, estaba Carmen mi madre (¡Qué remedio, ella tenía que estar!) acompañada de mi padre, Manuel, mi abuela materna, Cándida, mi segunda madre, Milagriños, Piedad la comadrona y Carlos, el médico.
Con el paritorio lleno de gente apretujada, aquello parecía más el camarote de los hermanos Marx de “Una noche en la ópera”, que al lugar de botadura de un nuevo bebé: metido en un habitáculo estaban seis personas maduras trayendo al mundo al que sería, aparentemente, la joya de la familia (que al final no lo fui...).
Era tal la expectación ante el evento que se estaba desarrollando en el paritorio, que más que un nacimiento normal aquello se parecía al Portal de Belén; eso sí, un belén muy gallego, muy enxebre, sin mulas ni vaquitas, ni con la estela de una cometa alumbrando el lugar. Para redondear la faena y dar una mayor grandiosidad al evento, sólo faltó la rotura de una botella de champagne contra la cabeza del nuevo niño, algo que, afortunadamente, no sucedió (por el bien de la botella, claro).
Así vine al mundo: con mucha expectación y un público enfervorizado.
Mis primeros meses de vida fueron los típicos meses de un bebé consentido y mimado: mucho dormir y sestear, mucha teta rebosante, muchos biberones de Pelargón, miles de mimos de mis dos madres, la biológica Carmen y Milagros, muchos paseos en cochecito infantil, muchos cambios de pañales, algunos gases y eructos, bastantes lloros de día y llantos de noche, etc., etc., etc., etc., etc.: todo muy normal.
Y los meses pasaban, y después de los meses los semestres, y a continuación los primeros años; el crecimiento era el típico y tópico de un niño de la España de los años oscuros del franquismo.
La primera palabra que pronuncié, ¡Mamá!, la hice acompañada de la, también, primera expresión soez y canallesca: puse rígido el dedo índice de mi mano derecha.
Sé que un acto así es, la mayoría de las veces, algo incontrolado y carente de cualquier sentido para un niño de pocos meses, pero en mí tenía una profunda carga político-social: mi exabrupto era una señal de ¡Basta ya! ante tanta retahíla de rezos, cánticos y lectura de pasajes bíblicos.
Mis padres y mi abuela, profundos y devotos cristianos, no paraban de leer y releer trozos y más trozos de los llamados santos libros, y aquello era excesivo incluso para un bebé. Por tanto, había que ponerle fin, ¡¿Y qué mejor fin que alzar el dedo índice en señal de repulsa?!
Mis primeros años de estudios los realicé en una proletaria Escuela Náutico Pesquera, donde también estudiaban los hijos de los marineros. La elección de ese colegio fue algo que siempre agradeceré a mis padres: evitaron que me convirtiera en un perfecto cretino y en un típico niño consentido, como eran algunos de mis amigos de la infancia.
Con los profesores don Pablo (gordo y con mala leche) y don Álvaro (un falangista que era, curiosamente, muy buena persona) aprendí las primeras reglas de cálculo y el significado de las vocales y consonantes, y de las letras mayúsculas y minúsculas.
Por suerte para mi, pese a ser un niño nacido en los años del franquismo, mis profesores jamás me obligaron a cantar ni el “Cara al sol” ni a rezar los rosarios del mediodía ni a realizar la típicas prácticas fascistas de la época, un período de España sórdido, triste, patético, gris y aburrido.
Hasta los seis años fui un niño guapísimo, o al menos eso decía Milagros y mi madre. A los ocho años sufrí el primer desengaño y el más grave trauma de mi infancia: a esa edad descubrí (me descubrieron) que no valía para el canto y que, por tanto, era mejor que no perdiera el tiempo en el estudio de la música; el profesor que me dio la mala noticia, ya no está entre nosotros, fue el causante de tan terrible trauma (¡Qué lo fue y mucho!).
Sé que cantar mal no significa que no se pueda interpretar bien un instrumento musical, pero en aquellas épocas tenebrosas e incultas, la educación musical española aún no había conocido los métodos Kodaly o Yamaha. Fue el momento más terrible y doloroso de aquellos primeros años de mi vida, casi tan doloroso como la pérdida de la virginidad (¡Por favor, soltad unas risas!).
A los nueve años recién cumplidos entré en el bachillerato, un año por delante del resto de mis compañeros, en el Colegio Luís Vives, una buena institución si no fuera por la existencia de personajes como Manolo Otero “el gorrión”, el impresentable Botana (el rey de los “0”) o la seño Margarita (la minifaldera).
Fui un muy buen estudiante que aprobaba todas las asignaturas en el curso; gracias a eso, tenía los veranos libres para el sano jolgorio y la diversión. Aprobé sin problemas el bachillerato, las revalidas de 4º y la de 6º, y fui uno de los jóvenes que hicimos el primer COU en España.
A los dieciseis años, también un año antes que mis compañeros, entré en la universidad primero en León y después en Madrid. Allí, en medio del profundo cambio de vida que representaba salir de un colegio local y entrar en la universidad, lejos de la protección de mi familia amantísima y de Milagriños, se produjo una transformación: aquel Alfredo buenísimo y responsable que había conocido todo el mundo mudó radicalmente y además para siempre; de ser un magnífico estudiante pasé a ser uno bastante mediocre, y de ser un niño bueno, prudente y bonachón, pasé a ser una joven bala perdida pero, también, un gran tahúr en el poker y otros juegos de manos.
Terminé mis estudios con más penas que glorias y empecé a trabajar en banca a los veintitrés años recién cumplidos. También, al mismo tiempo que desarrollaba ese trabajo, inicié una actividad paralela que tenía medio olvidada de mi año en León (en la Discoteca Gwendolyne) y algún escarceo en Santiago (Discoteca Liberty) y Cabañas (Discoteca Buho): disc jockey (Dj, deejay o pincha discos).
Durante dos años y medio fui el disc jockey de la discoteca/sala de fiestas más grande de la España de aquella época: la macro discoteca Saturday, de Pontevedra. En sus más 2.500 metros cuadrados, tres barras de servicio, dos pistas de baile, tres platos para vinilos, dos grabadoras de bobina, 35.000 watios de potencia de sonido, sus dos cañones de iluminación, sus más de 1.000 discos y sus 20/30/40 camareros (dependiendo de los días que abríamos y de las actuaciones en directo programadas), se llegaron a reunir más de 4.000 personas a la vez… incluso, en un fin de año, pasaron por taquilla más de 6.000 personas: una locura.
Curiosamente, jamás hubo una pelea ni ningún tipo de problema gracias a un excepcional vigilante y amigo: Juan Eguileta. Con él y algún que otro camarero divertidísimo, pasé grandes momentos con tremendas risotadas.
De aquellos dos años y medio guardo muchas y variadísimas experiencias, con momentos sublimes y otros de ligero aburrimiento, con amistades que aún perduran después de tantos años, y amigos a los que le perdí la pista (no la de baile), de los que no volví a saber. Lo que más extraño es la experiencia diaria que viví allí, dirigiendo la música y los ritmos desde una cabina del disc jockey que sobrevolaba la discoteca como si fuera una nave espacial, con una visión completísima de toda la discoteca y sus pistas de baile.
También extraño manejar a los clientes de la discoteca, hacerles bailar a los ritmos que yo elegía, ya fuera de forma frenética y alocada con el sonido “disco” o “funky”, o de forma más suave, con canciones románticas que hacía que las parejas bailaran bien pegadas. ¡¡Qué tiempos aquellos!!
De aquella época recuerdo a los Bee Gees y sus falsetes, George Clinton and Funkadelic, Kool and the Gang, Lebelle, The Commodores, K.C. And The Sunshine Band, Graham Central Station de Larry Graham, Tina Turner, KC and the Sunshine Band, Kid Creole And The Coconuts, Barry White & Love Unlimited Orchestra, Giorgio Moroder, Donna Summer, Chic, Grace Jones, Gloria Gaynour, Isaac Hayes, Village People, Pointer Sisters, las primeras cosas de Michael Jackson, Prince, The Jackson V, Lionel Richie, Anita Baker, Bette Midler, Barry Manilow, Olivia Newton-John, Boney M, ABBA, Leo Sayer, Rod Stewart, Electric Light Orchestra, Blondie, Manu Dibango, Silver Convention, Rolling Stones, Chaka Khan, MFSB, Billy Paul, Patti Labelle, Amanda Lear, Tavares, La Bionda, Barrabas, Roberta Flack, C C Catch, Baccara, Bibi Andersen, Alaska y los Pegamoides, Anita Ward, Cher, Earth, Wind & Fire, Sylvester, Marvin Gaye, Gibson Brothers, Eruption, Bob Marley & The Wailers, Amii Stewart, Bettye Lavette, The Three Degrees, Harold Melvin & The Blue Notes... y alguno mas.
… y así fue pasando la vida, así fui acumulando años (y canas) y empezando muchas y variadas cosas nuevas, entre ellas este blog que espero os guste y alimente (intelectualmente).
Los demás datos biográficos y fechas son de uso restringido y de acceso personal e intransferible: quien quiera saber más, ¡Qué pregunte!
Continuará...
Nota *: los puntos que aparecen en el espacio reservado al año de nacimiento están bien escritos así, con puntos suspensivos; de esa forma tan misteriosa es como quiero que figure. Mi edad física, que poco o mucho nada importa, es la que cada uno de vosotros/as quiera ver según el cristal con el que me observe.
Mi madre de joven
Mis hermanos mayores: Manuel, Eugenio y Carlos (yo aún no había nacido)
Mi hermano Carlos (yo seguía sin nacer... ni estaba planeado)
Aquí ya había nacido y estaba (en aquel entonces) realmente guapo... jejeje
Con mi abuela Cándida, en el jardín
Otra foto con mi abuela Cándida
Con un año, en plena micción campestre y en plan pornográfico
Con un año y medio
Con dos años y medio
Con tres años, con mi hermano Alberto y nuestra abuela Cándida
Con seis años y medio, en un cumpleaños (en la derecha de la foto)
Con ocho años
Con los mismos 8 años, en formato original
Con mi primera novia... ya llovió de eso
Con mi hermano Alberto, el pequeño
Otra foto con mi hermano Alberto
Otra más con Alberto, haciéndole una mueca
La mueca, con más detalle...
Mi hermano Carlos, de marinerito...
En Sanxenxo, con 16 años, con la pandilla
En un típico guateque español de los años 70, en la casa Voltolini
1978 - Mi madre en China con su nieta Clara Marina (los chinos asombrados observando una niña extranjera y rubia -algo rarísimo en la China de aquellos años)
1978 - Mi madre en la Gran Muralla China
1978 - Mi madre con mi sobrina Clara Marina, con una expresión en la cara muy típica de ella (y los chinos asombrados mirando para una niña rubia)
Mi pandilla del Eume, entre los 19 y 22 años
En la Misión Biológica de Galicia, con 20 años
En el Tibidabo (Barcelona), con 22 años
Mi equipo de fútbol sala, a los 24 años (de rodillas a la derecha)
En Xixón, oteando el horizonte
Milagros, Milagriños, con Ana en sus brazo: estaba feliz de tener una casi nieta...
Mi hija Ana con un año y medio
Ana, con un año y medio. ¿A qué está preciosa?
Dark de Toberal, mí pastor alemán (ya fallecido), padre de Xiño.
En compañía de Dark
Dark, con cara de no estar muy contento con el Carnaval y sus disfraces
Los hijos de Dark, de los que saldrá el futuro sucesor
Ana con su primo Jorge
Otra foto de Ana con su primo Jorge, mordiendo un helado de chocolate
Ana vestida con el traje tradicional gallego
Los cinco hijos mayores de cada uno de mis hermanos (incluida Ana) con sus abuelos
Todos los nietos con sus abuelos
Mi sobrino Jorge
Ana con su prima Eva en los Mogotes del Valle de Viñales (Cuba)
Ana vestida de india en una fiesta del colegio
Ana jugando con los candidatos a suceder a Dark
Seguimos decidiendo cuál será el sucesor...
Ana tocando el piano
Les presento al sucesor: ¡Xeitoxiño "Xiño" de Toberal!
Xiño demostrando su poderío...
¡Xiño, ven a bañarte conmigo!
En Las Hurdes (Extremadura - España)
En Noia (A Coruña)
En mi despacho
En A Toxa (Pontevedra)
Reponiendo fuerzas, y kilos, después de una caminata
Con Porto (Portugal) a mis espaldas
Comiendo en Don Tonho, en Porto (Portugal)
En la Feria Franca de 2006
En mi casa, feliz, descansando...
Vestido de fraile para la Feira Franca 2007, posando delante de lo que será la cena: porquiños ó espeto.
Navidad 2007: el minimalista arbol navideño
Navidad 2007: Detalle de una ventana
Navidad 2007: derecha mesa de los "mayores", izquierda la de los "menores"
Navidad 2007: Un detalle de la mesa con las velas encendidas
Navidad 2007: Detalle de la mesa
Navidad 2007: antes de iniciar la cena, mi padre y mi hermano el mayor de charla
entorno a la chimenea; de espaldas mi sobrinas Marina y Carmen.
Navidad 2007: otra foto de mi padre y mi hermano mayor
Navidad 2007: mi cuñada Eugenia en la cocina, preparando la cena
Navidad 2007: ya en la mesa, al fondo mi padre y mi hermano pequeño
Navidad 2007: al final de la cena de Nochebuena, pidiendo "¡No me hagas fotos!"
Navidad 2007: con mi padre y mi hija Ana
El abuelo con sus nietos y nietas
Mi hija Ana
Otra foto de mi hija
Otra más
Navegando por la Ría de Pontevedra, agosto 2008
Navegando por la Ría de Pontevedra, agosto 2008
Vestido de cruzado para la Feria Franca 2008 (6 de septiembre)
Mi padre
Mi padre
13-11-2009 Comida homenaje a nuestro buen amigo Miguel, con motivo de su "jubilación"
Un majestuoso pié (el mío), con su dueño (en este caso, yo) en plena siesta veraniega...
Delante de la Catedral de Santiago de Compostela
Cumpleaños de mi padre, el 8 de agosto de 2010. Foto de mi padre.
Fotos del 8 de agosto de 2010, en el cumpleaños
Fotos del 8 de agosto de 2010, en el cumpleaños
Fotos del 8 de agosto de 2010, en el cumpleaños
Fotos del 8 de agosto de 2010, en el cumpleaños
Fotos del 8 de agosto de 2010, en el cumpleaños
Fotos del 8 de agosto de 2010, en el cumpleaños
En el Restaurante La Lluna de Valencia (marzo 2012, en Heredia, Costa Rica), con Vicente Aguilar
En el Restaurante La Lluna de Valencia (marzo 2012, en Heredia, Costa Rica), con Vicente Aguilar
En el Restaurante La Lluna de Valencia (marzo 2012, en Heredia, Costa Rica), con Vicente Aguilar analizando la lista de vinos
En el Restaurante La Lluna de Valencia (marzo 2012, en Heredia, Costa Rica), con Vicente Aguilar analizando la lista de vinos
En el Restaurante La Lluna de Valencia (marzo 2012, en Heredia, Costa Rica), con Vicente Aguilar
En el Restaurante La Lluna de Valencia (marzo 2012, en Heredia, Costa Rica), con Vicente Aguilar brindando ese día por el 16º aniversario de la inauguración de su local, un referente de la cocina española en Costa Rica